La voz de Kevin Tiah es la que nos da la bienvenida a esta
canción, su voz tiene un toque melancólico que poco a poco se va transformando
gracias a un efecto sonoro que la distorsiona, pero es que es justo ese el
momento en que la canción explota y se van integrando la batería, la guitarra y
el bajo, para dotar a esta canción de un sonido ligeramente más energético que
el tema original de Lorde. Lo que llama la atención es que logran rescatar el
sonido del pop tradicional y lo muestran en cada verso y en cada nota.
Hay sonidos pulsantes, de esos que se pueden seguir con las
palmas, pero también hay algunos provenientes de los sintetizadores, que crean
un ambiente más cercano a nosotros, de pop moderno y fresco. Kevin no intenta imitar a
Lorde, sino que le da una identidad propia. Mantiene la esencia nostálgica del
tema, pero la envuelve en una vibra más luminosa.
¡Un cover de Lorde con un sonido único!

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