El sonido inicial de la canción logra atraparnos, porque
viene con fuerza, todos sus instrumentos en un mismo ritmo, hasta el segundo
20, cuando la música adquiere un tono más delicado y melódico, hasta que irrumpe
la guitarra con un riff más potente, sin embargo, esa atmósfera que va creando
la pura melodía se siente envolvente, porque en medio de esos sonidos
tranquilos y luego fuertes se puede percibir la desesperación de sus
intérpretes, la necesidad de expresar todos sus sentimientos solo a través de
notas y acordes, incluso redobles, porque cabe destacar que el tema no tiene letra
o una voz, solo aquellas que da cada uno de sus instrumentos.
Cerca del minuto 2:14 sorprende la agilidad y destreza con
la que se mueve la batería, y la guitarra acompañando este sonido constante,
como un fiel compañero que va siguiendo el tono, no el ritmo. También destaco
que hay sonidos que suenan destellantes en esta canción, y sobre todo, el riff
de la guitarra del minuto 3:25, reverberante, ondulante y poderoso.
¡Cada instrumento se deja escuchar con su propia voz!

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