El bajo en esta canción es el que nos da la bienvenida, a este se le unen elementos electrónicos que hacen vibrar el tema, además de hacerlos sonar divertido, pues Peter Litvin no se limita y nos ofrece una interpretación igual de entretenida que los sonidos que emanan de la melodía que acompaña a su canción. La batería en esta canción tiene ese sonido pulsante ligeramente diluido con otros más vibrantes; y cerca del minuto 2:26, Peter toca una guitarra acústica para darle una nueva capa sonora a la canción.
Llama la atención la forma tan despreocupada e incluso sarcástica
con la que Peter nos habla de una relación rota y conflictiva, él le canta a
esa otra persona, pero no con reproche, conserva su tono humorístico para
hablarle. Así el tema mezcla la ironía y la resignación frente a una ruptura,
pero sin quedarse con el sentimiento de abandono, pues la vida sigue.
¡Peter Litvin nos canta sobre una ruptura, pero cargada de
humor e ironía!

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